El lavavajillas nació con una función muy clara: ahorrarnos la tediosa tarea de fregar los platos. Aunque tardó en llegar a los hogares, hoy es un aparato impresdindible para muchas familias. Nuestras cocinas se han ido llenando de innovadores electrodomésticos que prácticamente cocinan solos pero, ¿cómo ha cambiado el lavavajillas? ¿Qué avances puede ofrecer más allá de su tarea principal?
Para responder a estas preguntas haremos un recorrido por su historia, en el que comprobaremos cómo el lavavajillas actual poco tiene que ver con los modelos más primitivos. Lejos de estar limitado por su aparente única función, los lavavajillas han ido evolucionando continuamente gracias a la innovación tecnológica, siendo hoy mucho más potentes, versátiles y eficientes.
¿Quién inventó el lavavajillas?
Muchos de los aparatos que hoy nos son indispensables tuvieron que superar muchas dificultades para llegar a ser útiles. Es el caso del lavavajillas, un electrodoméstico en principio muy simple cuyos orígenes no fueron nada fáciles. La idea era sencilla: un aparato que lavara él solo los platos. Pero de la teoría al hecho había un buen trecho.
Fue el americano Joel Houghton quien en 1850 patentó el primer mecanismo lavaplatos, pero con escaso éxito. En el siglo XIX hubo una fiebre por crear inventos que hicieran más fácil la vida cotidiana, y un aparato que limpiara la vajilla parecía una idea destinada a triunfar. Sin embargo, había mucho que pulir para que tuviera una practicidad real.
De madera y manual, este pionero lavavajillas funcionaba mal, era muy lento, se estropeaba con el agua y dañaba los platos. Pero la semilla brotó y pronto surgieron otras patentes, como la de L.A. Alexander en 1865, con un sistema de estantes que se accionaba por una manivela manual. Tampoco era muy práctico y no tuvo éxito.
Al final fue el carácter resolutivo de Josephine Cochrane, esposa de un acaudalado político de Chicago, el que llevó a esta emprendedora mujer a idear un lavaplatos que sí funcionara. Cansada de que el servicio rompiera su valiosa vajilla de porcelana china después de las cenas con invitados, decidió que inventaría ella misma un aparato para no tener que fregar a mano.
Dicho y hecho, en 1886 diseñó un mecanismo a base de cajas de tela metálica en las que se introducía la vajilla. Estas cajas se insertaban en una rueda accionada por un motor, girando sobre una gran caldera de cobre que echaba agua caliente con jabón sobre las cajas. Presentó su creación en la Feria Universal de Chicago de 1893, acaparando la atención de hoteles y restaurantes.
La conquista del mercado doméstico
Una máquina capaz de lavar una gran cantidad de platos era una revolución para los negocios de hostelería, pero tardaría en llegar a los hogares. El lavaplatos de Cochrane y otros similares que lo imitaron, eran demasiado caros y aparatosos para una vivienda corriente. Además, el agua corriente todavía era un bien de lujo para millones de personas.
El verdadero auge del lavavajillas doméstico no llegaría hasta la segunda mitad del siglo, con el desarrollo de la sociedad de consumo de la clase media estadounidense y la obsesión por el ocio familiar
Con el cambio de siglo muchos fabricantes fueron perfeccionando los diseños para hacerlos más rápidos y eficientes. En 1924, el británico William Howard Livens creó un modelo pequeño pensado para el uso doméstico, manual, dotado de una puerta frontal, rejilla interior y un rociador de agua rotativo. Cinco años después se presentó el primer lavavajillas de motor eléctrico en Europa y en 1940 se incorporó un sistema de calefacción para el secado.
Pero las dos grandes guerras mundiales dejaron un panorama económico complicado tanto en Estados Unidos como en Europa. Por eso, el verdadero auge del lavavajillas doméstico no llegaría hasta la segunda mitad del siglo, con el desarrollo de la sociedad de consumo de la clase media estadounidense y la obsesión por el ocio familiar.
Las amas de casa necesitaban aparatos que hicieran las tareas domésticas más fáciles, y así se impuso un tipo de cocina modular con electrodomésticos diseñados para encajar a la perfección. El lavavajillas ya era más pequeño, dejó de ser exclusivamente portátil y estaba totalmente adaptado a la vida de las familias.
La situación en España retrasó la implantación del lavavajillas en la sociedad, como sucedió con casi todos los aparatos de consumo. A partir de la Transición las compras fueron aumentando, ya no solo entre las clases altas. Si en 1980 solo un 6,3% de los hogares tenía lavavajillas, en 2011 la cifra había aumentado hasta el 53,1%.
La reciente crisis económica supuso un parón en las ventas pero en los últimos años el sector se ha ido recuperando, sobre todo con nuevos compradores de parejas jóvenes con hijos que buscan ahora la última tecnología en su hogar. El consumidor de hoy en día quiere electrodomésticos que den un paso más, que apuesten por la innovación para mejorar la calidad de vida en el propio hogar.
La carrera por la innovación
Aquel diseño de lavavajillas del británico Howard Livens fue el que se impuso como el modelo a seguir para ganarse al consumidor doméstico. A lo largo de todo el siglo XX los ingenieros se esforzaron en hacer aparatos cada vez más funcionales, eficientes y seguros, a precios asequibles.
Ahora la tecnología se dirige a crear máquinas pequeñas pero de mayor capacidad, más rápidas y sencillas para el usuario, potenciando los resultados de limpieza y sin olvidar la sostenibilidad. Avances como la toma bitérmica, los programas cortos, el secado rápido o un menor calentamiento del agua hacen que los lavavajillas sean más sostenibles y eficientes.
Ya no solo basta con lavar los platos; los nuevos modelos apuestan por programas multifunción que se adaptan a las necesidades concretas de cada usuario. Opciones como la programación personalizada, el inicio en diferido, el prelavado o el secado eficiente mejoran la experiencia de uso, demostrando que la innovación aún tiene mucho que decir en el mercado doméstico.
La revolución tecnológica de Samsung WaterWall™
Los ritmos ajetreados de hoy han llevado al consumidor a ser mucho más exigente con las prestaciones de sus electrodomésticos. Ahora no solo queremos que sean eficientes e inteligentes, también tienen que ayudarnos a ahorrar tiempo y energía, sin comprometer la facilidad de uso.
El nuevo lavavajillas Samsung WaterWall™ apuesta por los últimos avances en innovación tecnológica para cumplir con esas expectativas. Su revolucionaria tecnología WaterWall™ ofrece una limpieza precisa en vertical de esquina a esquina, gracias al aspa situada en el plano inferior que proyecta el agua a alta presión en forma de cortina, llegando a todos los rincones sin necesidad de prelavados.
La función Zona Booster presenta un gran área de limpieza con 5 inyectores a la izquierda y 3 más en la derecha, que acaban con la suciedad más incrustada. Así se puede lavar a la vez la vajilla más sucia y piezas más delicadas, ahorrando tiempo y energía. Con el sistema AutoOpen la puerta se abre automáticamente para facilitar el secado, protegiendo la encima de la cocina con un ventilador en la parte superior.
Además se adapta a las necesidades diarias, permitiendo tener la vajilla de uso cotidiano totalmente limpia y seca en menos de una hora gracias al Programa Rápido 55 minutos. Con las varillas abatibles de las cestas y la altura regulable de la cesta superior es muy fácil cargar y descargar todo tipo de piezas de cocina, de cualquier tamaño.
Todos estos avances en innovación ponen la tecnología a nuestro servicio con un lavavajillas mucho más eficiente. El Samsung WaterWall™ cuenta con una clase de eficiencia energética A+++ y es además uno de los más silenciosos del mercado, con solo 42 decibelios. Y todo sin perder de vista las últimas tendencias en diseño minimalista que encajan a la perfección en las cocinas actuales.
Está claro que un lavavajillas tiene que lavar los platos, pero nada tienen que ver aquellos primeros modelos que entraron a los hogares con los avances que podemos disfrutar hoy. La apuesta por la innovación de Samsung WaterWall™ demuestra que la tecnología aún puede hacernos la vida mucho más cómoda y sencilla.
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