La mayoría de nosotros confundimos a menudo las palabras _eficacia_ y _eficiencia_. El que suenen parecidas y que tengan que ver con un resultado hacen que las intercambiemos, y que incluso las confundamos con _ahorro_. Sin embargo, cada una tiene un ámbito de aplicación en nuestra cocina. Eficacia, eficiencia o ahorro, ¿tú qué prefieres?
¿Qué quiere decir “cocina eficiente” o “cocina eficaz”?
La eficacia tiene que ver con si un proceso se ha llevado o no a cabo, y con qué grado de éxito. Por ejemplo, que los platos del lavavajillas se hayan limpiado bien o que la lavadora haya retirado las manchas más duras es eficacia. No tiene nada que ver con el consumo o la rapidez, sino con el acabado. Si la tarea se ha completado según especificaciones, es un proceso eficaz.
Eficaz, si se terminó con éxito
Pero ocurre que no todos los procesos eficaces son eficientes. Si lavamos un solo plato en un lavavajillas, sin duda será un proceso eficaz porque el plato saldrá limpio. Pero de eficiente nada, porque la eficiencia habla sobre los recursos invertidos para obtener un resultado.
Una lavadora que gaste menos agua que otra para la misma carga será, por tanto, más eficiente. Y ambas serán eficaces si consiguen sacar el tomate. Los usuarios, como norma general, se fijan en ambos términos.
Eficiente, si gastó pocos recursos
De nada sirve un lavavajillas muy eficiente que nos obliga a fregar después a mano, o una lavadora que limpia muy bien pero tarda horas o nos deja una factura eléctrica abultada.
Relacionado con los recursos (agua, tiempo, energía, y dinero) se encuentra el ahorro. Una cocina eficiente cuyos electrodomésticos A+++ gasten poco será una cocina que nos ayude a ahorrar. Pero una cocina eficaz también, ya que evitará que después de poner una lavadora tengamos que rascar a mano. Ahorraremos tiempo, pero también dinero.
Algunas técnicas eficientes y eficaces en la cocina
Ambos términos tienen un peso importante en nuestro día a día, y en esta ocasión analizamos qué ocurre dentro de la cocina. ¿Podemos cocinar de un modo eficaz? Por supuesto, pero para ello hay que definir un objetivo:
- Si nuestra meta es hacer disfrutar de un plato saludable, quizá deberíamos dirigir nuestra atención a productos sanos y no procesados. Por ejemplo, verduras frescas.
- Si el objetivo es preparar una comida de cumpleaños que les guste a todos los niños, podríamos optar por pasta, algún frito e incluso dulces. No será lo más saludable, pero será eficaz en tenerles contentos.
La eficiencia también puede ser conseguida en la cocina. Dado que tiene que ver con cómo se ha conseguido el objetivo, necesitamos analizar qué recursos invertimos. Una ensalada, por ejemplo, tiene una eficiencia elevadísima comparada con un pescado al horno, ya que no requiere de energía en absoluto y basta con cortar ingredientes frescos. Nos lleva unos minutos.
La comida más eficiente será la que no requiera de energía o tiempo
El horno, el microondas, la placa de inducción o el uso de herramientas como batidoras o robots de cocina son ejemplos de eficiencia creciente. En general, cuanto menos necesitemos calentar, menos energía necesitaremos. Y también menos gasto.
Aunque también podemos comparar una misma comida mediante varios modos de prepararla. Por ejemplo, la preparación de una pizza. ¿Casera, a la plancha, al microondas o al horno? Aquí los cálculos se vuelven muy complejos porque no todos los hornos gastan lo mismo o todas las pizzas requieren los mismos minutos. Sin embargo, será más eficiente la receta que menos tiempo y energía gaste.
En líneas generales, y si nuestro objetivo es cuidar una alimentación saludable, los platos más eficientes y eficaces serán aquellos que menos dependan de cocinar. Los que puedan tomarse frescos sin necesidad de encender un dispositivo, como una pieza de fruta. Cruda, batida o al horno, en orden decreciente de eficiencia por su gasto energético o de tiempo.
Electrodomésticos eficaces, eficientes (y que ahorran)
Usar el lavavajillas ahorra más de 30 litros diarios
Cocinar y lavar tienen ciertas diferencias en cuanto a eficiencia. Un plato poco elaborado y manual consume muy pocos recursos, pero fregar a mano supone un despilfarro de agua y energía considerable, sin mencionar el tiempo invertido. Eso es lo que dicen los estudios científicos, como este de la Universidad de Bonn (Alemania).
Buscamos electrodomésticos no solo porque nos ahorran tiempo, sino porque cumplen las tres condiciones y suponen un alivio para nuestro bolsillo. Un estudio algo más local, del Canal de Isabel II, aunque menos reciente (2008) llamaba la atención sobre los 32 litros de agua ahorrados al día y los 3 kWh que evitamos con cada lavado en lavavajillas.
Hay tecnologías que van más allá de la media. Por ejemplo los lavavajillas Whirlpool, con tecnología 6th sense, miden el grado de suciedad del agua cada 90 segundos. La llamada turbidez del agua. Así, contabiliza el nivel de partículas y es capaz de tomar decisiones inteligentes ahorrando recursos en el proceso sin que ello suponga disminuir la calidad del lavado.
Un lavavajillas que escanea la suciedad con sus sensores internos y es capaz de ajustar el ciclo de lavado a la carga será eficaz, porque limpiará los platos; eficiente, porque para ello ajustará el agua y el tiempo del ciclo de lavadonecesarios sin excederse; y ahorrará tanto en recursos materiales como en tiempo. ¿La alternativa menos eficiente? Fregar los cacharros a mano con agua caliente.
Eficiencia energética, etiquetado y ahorro
Desde hace tiempo todos los electrodomésticos vienen con una etiqueta de eficiencia energética, indicando el consumo con respecto a otros modelos. Un lavavajillas A+++ consumirá menos energía que un A++, y este menos que un A+. Es por eso que resulta muy útil a la hora de comprar y acudir a la mejor opción.
El etiquetado energético nos ayuda a comparar modelos
Un modelo interesante que merece destacar por eficiencia es el WFO 3O33 DL X (A+++). Con un consumo eléctrico de 237 kWh/año supone una inversión interesante si nuestro objetivo es el ahorro inteligente a largo plazo. Pero también si lo es la eficiencia _per se_, quizá por estar concienciados con un bajo impacto ambiental.
Con una tecnología como PowerClean Pro esta gama de lavavajillas es capaz de arrancar la suciedad incrustada en cacerolas, ollas o sartenes, y lo hace invirtiendo en ello muy pocos recursos de agua y luz. Usando potentes inyectores estratétigamente distribuidos es posible alcanzar una alta eficiencia mientras se ahorra espacio interior para una mayor carga.
Otras tecnologías, como PowerDry, permite ciclos de lavado y secado en tan solo una hora, y sin vapor o gotas al abrir la puerta. Dar con el programa adecuado es uno de los factores clave en la eficiencia del electrodoméstico, del mismo modo que los distintos métodos de cocinar la pizza requerían más o menos recursos. Un lavavajillas con un amplio abanico de programas será muy útil.
El espacio interior, ese factor tan importante en eficiencia
También será útil contar con más espacio interior, de modo que aprovechemos un mismo lavado para incluir más cacharros y cubertería. Del mismo modo que nos interesan los programas cortos para invertir pocos recursos en pocas herramientas de cocina, también se da la situación contraria: ya que ponemos el lavavajillas, lo óptimo es llenarlo para hacer más eficiente el ciclo.
Los lavavajillas Whirlpool disponen por ello de bandejas de altura ajustable y un diseño modular llamado FlexiSpace. Plateros abatibles, bandejas para cubiertos o un 30% de espacio extra son algunas de sus características. El espacio interior es un factor importante no solo en consumo: también en comodidad. No es lo mismo tener que poner dos ciclos, uno de ellos a media carga, que uno solo.
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