La prueba de los nudillos me ahorró un disgusto al cambiar las puertas de mi casa y gasté menos de lo que preveía

Los componentes de nuestras puertas son clave para aislar acústica y térmicamente las estancias de nuestro hogar

Antonio Sabán

Director

Cambiar las puertas de casa es una de esas reformas que parecen sencillas. Y lo es, pero la sorpresa llega cuanto te pasan el presupuesto y la variedad disponible. De entre todas las elecciones posibles, hay una marca la diferencia. Y supone tener una casa silenciosa o vivir en una casa de papel. 

Se trata de la composición interior de la puerta, y para distinguirlas no hace falta ser carpintero, solo hace falta cerrar el puño y dar un par de toques. Cuando me tocó renovar la carpintería, la tentación de ir a lo barato fue fuerte. Sin embargo, aplicar la "prueba de los nudillos" me permitió gastar el dinero justo donde hacía falta y ahorrar en las zonas donde la calidad da igual.

Hueca vs. maciza: cartón contra madera

Unas puertas pueden costar bastante más del doble que otras. Para entender por qué hay que mirar dentro. Una puerta hueca es básicamente un chasis de madera relleno de una estructura de cartón con forma de nido de abeja (la típica que atraviesa un puñetazo). Son ligeras, baratas y cumplen su función de aislamiento visual, pero el acústico es otro cantar: es prácticamente inexistente.

Luego están las macizas. No suelen ser de madera noble maciza, que sería carísima, sino de aglomerado de alta densidad o MDF. Están rellenas de viruta prensada y cola. Físicamente, pesan mucho más, son robustas y, lo más importante, actúan como barrera física real contra el ruido y la temperatura.

10 decibelios, la clave

La diferencia no es solo una sensación, se puede medir. Mientras que una puerta hueca estándar apenas reduce el ruido en unos 20 decibelios (lo justo para amortiguar una conversación lejana), una puerta maciza de buena calidad puede ofrecer una reducción acústica de unos 10 dB, que suponen reducir la sensación de ruido percibido a la mitad. Es la diferencia exacta entre oír la televisión del salón como un murmullo molesto o no oírla en absoluto desde la cama.

También se nota en la factura

Aunque en puertas de interior solemos pensar solo en el ruido, el aislamiento térmico también es muy relevante. Los datos técnicos señalan que una puerta hueca deja pasar hasta 1,33 veces más calor que una maciza. Dicho de otra forma: las puertas macizas son un 33% más eficientes térmicamente. 

Esto es vital si, por ejemplo, quieres mantener el calor en el dormitorio sin gastar calefacción en el pasillo, o aislar una cocina calurosa del resto de la casa. Una buena puerta maciza actúa como un "tapón" térmico.

Cómo hacer la prueba de los nudillos

Si estás en una tienda de bricolaje o en una exposición y no te fías de lo que te cuentan, usa tus manos. La prueba es tan sencilla como golpear la hoja de la puerta con los nudillos como si llamaras para entrar.

Si el sonido es retumbante, profundo y con algo de eco, como si golpearas un tambor, estás ante una puerta hueca. Si por el contrario el sonido es seco, corto, contundente y sientes que te haces daño en la mano, eso es un bloque tocho. Es una puerta maciza. Esa diferencia sonora es la misma que notarás luego cuando alguien ponga la tele en el salón y tú intentes dormir en la habitación.

La estrategia mixta

Aquí es donde entra el ahorro inteligente. No hace falta poner puertas macizas en toda la casa. Mi error inicial iba a ser ponerlas todas huecas para ahorrar, lo cual hubiera sido un desastre acústico en los dormitorios. Pero tampoco hace falta ponerlas todas macizas y disparar el presupuesto.

La clave está en mezclar. En los dormitorios y baños, la inversión en puertas macizas es obligatoria si valoras tu intimidad y el silencio; la diferencia de aislamiento acústico es abismal. Sin embargo, en zonas de paso como la despensa, el cuarto de la lavadora o la cocina, puedes instalar puertas huecas idénticas por fuera.

Bonus

Otro consejo que puedo dar fruto de la reforma de otra casa es lacar las puertas, sin son buenas, en vez de cambiarlas. En la vivienda de mis padres, las puertas tenían un color sapelly que no nos gustaba. Pero eran puertas macizas de muy buena calidad. 

En el momento de plantear el cambio, elegir puertas blancas similares habría salido por 240 euros por puerta (con ventajas modernas como aislamiento acústico reforzado). Lacarlas e instalarlas salió por 100 euros por puerta. Y años después, el blanco lacado resiste a las mil maravillas. Eso sí, hay que encontrar a profesionales que garanticen una calidad mínima.

Imágenes | Generada con IA

En Xataka Smart Home | ¿Pensando en usar la plaza de garaje como trastero? La comunidad de vecinos puede prohibírtelo en todos estos casos


Ver todos los comentarios en https://www.xatakahome.com

VER 0 Comentario