Las teles gigantes cada vez son más baratas, pero hay dos problemas muy comunes que debes tener en cuenta a la hora de comprarlas

Aunque tengamos espacio en el salón, no siempre es conveniente comprar la tele más grande que quepa, ya que puede acarrear problemas adicionales

Cada vez hay pantallas de mayor diagonal por precios más asequibles, por lo que no es extraño que nos pase por la mente la idea de comprar el televisor más grande que nos quepa en el mueble del salón o que podamos colgar en la pared.

Sin duda quedará espectacular, pero conviene considerar varios aspectos adicionales antes que ir a por la diagonal más grande que podamos comprar, como por ejemplo el tamaño de la habitación donde lo vamos a instalar, la distancia a la que nos sentaremos habitualmente y sobre todo el tipo de uso que le vamos a dar a la tele, ya que no es lo mismo una utilización esporádica para ver una película de vez en cuando que si queremos tenerla todo el día encendida para ver los programas de la TDT. ¿Qué problemas puede ocasionar comprar una tele demasiado grande?

Mayor consumo eléctrico

Imagen: Antonio Vallejo

Uno de los factores que normalmente no tenemos en consideración a la hora de elegir televisor es el consumo energético. Nos fijamos en la resolución, el brillo, las funcionalidades, la tecnología del panel, pero no en si gasta más o menos vatios.

Sin embargo, es una característica determinante en el caso de que seamos de los que tienen la tele encendida muchas horas al día haciendo "ruido de fondo" y sobre todo una cuestión muy a tener en cuenta si compramos un modelo de gran diagonal.

En este punto no estar de más echar un vistazo a las especificaciones técnicas de los diferentes modelos para ver cuánto gastan e incluso pasarnos a una tecnología más eficiente como OLED, que como vimos en su día puede llegar a suponer un ahorro energético importante en el largo plazo.

Si somos de los que encendemos la tele y la tenemos todo el día puesta en casa durante 8 o 10 horas, lo mejor es escoger un modelo con un tamaño moderado, ya que en dimensiones de más de 55 pulgadas el consumo eléctrico se dispara con respecto a las versiones más pequeñas.

Para comprobarlo solo tenemos que ir a las especificaciones de los fabricantes en sus páginas web para un modelo concreto y ver como los valores "estándar" (para un uso intermedio con los valores de brillo y luminosidad en el rango medio) y "nominales o máximos" crecen considerablemente con el tamaño de diagonal.

En las teles LCD más antiguas tenemos consumos que fácilmente superan los 200-250 vatios de media en tamaños de unas 50-55 pulgadas. Pero sin remontarnos mucho en el tiempo, con un televisor de gama media LCD-LED moderno (2019) de los más populares como el Sony XG95 tenemos un consumo estándar/máximo de 145/256 vatios en 55 pulgadas, cifra que asciende a 176/313 vatios en 65 pulgadas, 230/371 vatios en 75 pulgadas y que llega a los 282/438 vatios en el modelo de 85 pulgadas.

Si optamos por la tecnología OLED, el consumo desciende con respecto a LCD. Por ejemplo, con un modelo del mismo fabricante, el Sony AG9 tenemos unos valores de 132/394 vatios en 55 pulgadas y de 169/490 vatios en 65 pulgadas. También podemos optar por un modelo más eficiente en la gama OLED como es el LG G16LA con panel EVO que nos ofrece un consumo de 107/165 vatios en la versión de 55 pulgadas o de 128/226 vatios en la versión de 65 pulgadas.

Es decir, pasar de una diagonal de 55 pulgadas a una de 75-77 pulgadas puede suponer cerca de un 70-80% más de consumo eléctrico, algo que tendremos que considerar si vamos a tener la tele encendida muchas horas al día.

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Problemas de salud por tener una tele demasiado grande

Al mirar detenidamente a una pantalla de cine, los expertos recomiendan considerar un ángulo de visionado óptimo de 30 grados en un intento por reducir el denominado como efecto o problema del "partido de tenis". Esto supone que la distancia mínima de visionado sea de tres veces la altura del televisor o 1,6 veces la diagonal de una pantalla con relación de aspecto 16:9.

Así, para distancias de menos de 2 metros sería recomendable un tamaño de hasta 50 pulgadas, las 55 pulgadas quedan reservadas para distancias de 2,1 metros, las 65 pulgadas son recomendables para unos 2,5 metros y si queremos meter 75 o más pulgadas deberíamos tener por lo menos 2,9 metros de distancia entre la pantalla y nuestra posición habitual en la sala.

No obstante hay excepciones, como cuando solo vamos a usar la tele para ver cine y no de forma diaria ni intensiva. En estos casos la distancia de visionado puede reducirse y de hecho como vimos en este artículo es una propuesta de algunos creadores de contenidos.

Pero si somos de usar la tele con frecuencia y no seguimos estas consideraciones optando por un modelo demasiado grande, a la larga podemos sufrir varios inconvenientes que degradarán nuestra experiencia de uso e incluso nuestra salud.

En primer lugar está la conocida como fatiga visual por el hecho de no abarcar toda la pantalla de un solo vistazo. Es decir, que tengamos que estar moviendo la cabeza continuamente de un lado a otro para ver todas las secciones de la imagen en pantalla.

Además, no poder abarcar la pantalla entera de un solo vistazo puede llegar a ocasionar a la larga molestias en los músculos del cuello y espalda así como un exceso de acomodación en los ojos, que según algunos especialistas médicos puede desembocar en síntomas como escozor o visión borrosa que lógicamente empeoran con el tiempo de utilización de las pantallas.

Además, una tele grande será en general más luminosa que una pequeña, ya que tiene una mayor superficie de emisión. Es una característica ideal si queremos usarla de día en una sala con mucha luz ambiental, pero si somos de realizar visionados en una sala con poca iluminación y/o por la tarde-noche, tener una tele enorme muy luminosa puede llegar a ser contraproducente.

Si vamos a ver la tele durante muchas horas, el tener una fuente de luz directa apuntando hacia nosotros tan grande, potente (aunque siempre se puede bajar la intensidad de la luz hasta un cierto punto) y cercana, puede llegar a ocasionar molestias y fatiga visual. De ahí que si lo nuestro es ver la tele por la noche durante periodos de tiempo prolongados sea recomendable contar con algo de luz ambiental que difumine el impacto de la luz directa y reduzca la fatiga ocular.

Imagen portada | Peter Geo

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