Cómo evitar que tu cocina se convierta en un horno al hacer la comida este verano, y sin tener que usar aire acondicionado

Cómo evitar que tu cocina se convierta en un horno al hacer la comida este verano, y sin tener que usar aire acondicionado
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Llega el verano y se suceden las olas de calor, una tras otra, con temperaturas que sobrepasan los 40 grados a la sombra y que dentro de casa nos obligan o bien a encender el aire acondicionado tratando de gastar lo menos posible o si no tenemos uno de estos equipos a agudizar el ingenio para bajar unos grados la temperatura con métodos tradicionales.

Pero entonces llega también la hora de hacer la comida y si no quieres vivir tres meses a base de ensaladas frías toca cocinar. Esto implica usar la placa de inducción o vitrocerámica, la de gas, el horno, el microondas o demás utensilios eléctricos que tienen todos algo en común: elevan la temperatura de los alimentos para su cocinado incrementando durante el proceso a su vez la temperatura de la cocina y del resto de la vivienda.

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Para evitar este problema puede que se nos ocurra abrir la ventana para que se ventile la cocina, pero esta no es la opción más adecuada, ya que estaremos dejando pasar el calor de la calle y en general será contraproducente si éste supera los 30-35 grados.

También podemos encender el aire acondicionando, si es que lo tenemos en la cocina, o algún ventilador portátil para tratar de estar un poco más fresquitos, aunque hay un truco más sencillo que quizá no hayas puesto en práctica pero que puede llegar a resultar de lo más efectivo.

La campana de extracción será tu mejor aliada en verano

Se trata de utilizar los sistemas de extracción de humos que tengas instalados en la cocina no para sacar el humo ni atrapar los malos olores o la grasa, sino para expulsar el calor que se acumula sobre los fogones alcanzando fácilmente temperaturas superiores a los 50 grados.

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La idea es sencilla pero potente, siempre que tengamos alguno de estos equipos instalados en la cocina y que cuenten con sistema de extracción al exterior a través de la típica salida de humos. Puede ser la clásica campana extractora que tenemos sobre la placa, los típicos ventiladores que hay en algunas cocinas con salida a un patio exterior o incluso los más modernos sistemas de extracción integrados en la encimera de la cocina.

Lo más habitual es que tengamos en casa una campana extractora que solemos usar cuando hacemos algo a la plancha o fritos que generan mucho humo para no impregnar de grasa las paredes. Es su utilidad principal, pero también son potentes sistemas capaces de sacar el calor fuera de la vivienda.

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Para ello solo tenemos que encenderla justo al ponernos a cocinar cualquier cosa, ya sea en la vitro, con la placa de gas o incluso en el horno. Si está situada directamente sobre estos elementos mejor aún, ya que recogerá el calor de forma más eficiente y lo expulsará antes fuera sin que le de tiempo a repartirse por el resto de la vivienda.

Aquí, cuanto más potente sea nuestra campana o extractor, mejor, ya que expulsará más cantidad de aire caliente en menor tiempo. Además, si no vamos a cocinar nada con humo ni grasa, como por ejemplo si solo encendemos el horno para hacer un asado, ponemos la olla a presión para hacer un guiso o a hervir agua para hacer pasta, podemos quitar temporalmente los filtros de la campana y dejar que expulse todo el caudal de aire que sea posible.

¿Es un sistema muy efectivo? Pues depende de las capacidades de cada extractor, de dónde esté colocado, de cuánto calor estemos generando y de las dimensiones de la cocina. Pero por mi experiencia, en mi caso con una campana de gama media-baja colocada directamente sobre los fogones, resulta sencillo evitar el sobrecalentamiento de la cocina entre 5 y 10 grados en la mayoría de los casos sin mucho esfuerzo.

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