En busca del mejor sonido en el televisor: de los altavoces a las barras y el home cinema

En busca del mejor sonido en el televisor: de los altavoces a las barras y el home cinema
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El salto de los televisores CRT, los de tubo tradicionales, a las teles LCD y de plasma (aunque estas últimas ya prácticamente han pasado a mejor vida) nos ha deparado muchas ventajas. La tecnología LCD nos permite disfrutar dispositivos mucho más finos, ligeros y con diagonales de pantalla mayores. Además, la calidad de imagen ha mejorado mucho durante la última década, lo que permite a los televisores que podemos comprar hoy en día ofrecernos una calidad global fantástica.

Pero no todo son ventajas. Hay un apartado que ha salido malparado al pasar de la tecnología de tubo de rayos catódicos a los paneles LCD: el sonido. Realmente el audio no depende del sistema utilizado para restituir las imágenes, pero está íntimamente ligado a las características del chasis de la tele, que actúa como caja de resonancia. Y el de los televisores LCD es extremadamente fino, lo que impone unas limitaciones físicas imposibles de sortear que empobrecen claramente su sonido.

Unas carencias difíciles de resolver

Lo más curioso es que el mínimo volumen del chasis de los televisores modernos no condiciona por igual su sonido a lo largo de todo el espectro de frecuencias. Repercute de una forma mucho más dañina al reproducir los graves que al materializar las frecuencias más altas. Y es que para generar unos graves contundentes, con pegada, que son los que nos gustan a todos, es necesario desplazar mucho aire, lo que exige utilizar al menos un altavoz con un diámetro muy respetable. Sin embargo, para reproducir los agudos necesitamos un altavoz con un diafragma relativamente pequeño, con un diámetro que muchas veces no supera una pulgada.

Sonido de cine en casa

Los principales fabricantes de televisores llevan muchos años investigando para encontrar la manera de dotar a sus teles de un sonido de calidad. Aunque es cierto que sus prestaciones en el ámbito del audio han mejorado en las últimas generaciones, siguen sin ofrecer los graves que requiere una buena experiencia cinematográfica. Cuando vemos un programa de televisión la calidad de sonido suele ser suficiente, pero ninguna tele ofrece actualmente un audio equiparable a su calidad de imagen cuando queremos disfrutar una película.

El reducido grosor del chasis de las teles condiciona especialmente su capacidad de reproducir las frecuencias bajas

Una de las innovaciones más relevantes en esta materia, en mi opinión, la ha realizado Sony. Y es que sus ingenieros han desarrollado un fluido magnético que les ha permitido colocar el diafragma de sus altavoces mucho más cerca de la bobina, lo que facilita la fabricación de transductores más finos en los que este último elemento está soportado directamente por el fluido magnético. Según la compañía japonesa, esta innovación, además, les ha permitido reducir la distorsión y controlar con más precisión el movimiento pistónico del diafragma.

Sonido de cine en casa

Actualmente podemos encontrar esta tecnología en los altavoces que incorporan los últimos televisores UHD/4K de Sony, que, además, cuentan con otras innovaciones, como los conos de fibra de vidrio reforzada con mica. Todo este esfuerzo de ingeniería, no solo el realizado por Sony, sino también por otros fabricantes, ha provocado que los televisores LCD que podemos comprar hoy en día suenen mucho mejor que los que se vendían hace tres o cuatro años. Pero, como decía, aunque la mitad superior del espectro de frecuencias sea convincente, la mitad inferior sigue sin serlo.

Ninguna tele LCD de las muchas que he tenido ocasión de probar, o, al menos, escuchar, algunas de ultimísima generación, nos ofrece un sonido realmente cinematográfico. Si queremos mejorar nuestra experiencia y obtener un audio a la altura de las imágenes que nos ofrecen estas nuevas teles, tendremos que hacernos con una barra de sonido, una base de audio, o, mejor aún, un equipo multicanal.

Barras y bases de sonido

Estos dos dispositivos de audio son la respuesta de los fabricantes de televisores a las carencias en el ámbito del sonido de sus dispositivos de imagen. Comenzaremos sopesando qué podemos esperar de una barra de sonido. Si observamos una de cierta calidad comprobaremos que su chasis es estilizado, pero su grosor es claramente superior al de las teles, lo que permite alojar en su interior altavoces de un tamaño sensiblemente mayor. Aun así, el volumen de una barra de sonido no puede ser exagerado porque están pensadas para ser colocadas junto a la base del televisor, lo que también impone ciertas restricciones.

Sonido de cine en casa

En el panel delantero de la barra de sonido podemos encontrar varios altavoces, cuyo número varía en función del número de canales que es capaz de generar. Los agudos y los medios de las mejores barras que he tenido ocasión de escuchar son convincentes, pero los graves no lo son en absoluto debido al mismo problema que tienen las teles: es imposible introducir dentro de la barra un altavoz con el diámetro necesario para mover el aire que requiere un grave con la suficiente pegada. Por esta razón, la mayor parte de las barras de sonido están acompañadas por un subwoofer que se responsabiliza, precisamente, de restituir las frecuencias más bajas, que son las que a las barras se les resisten.

La mayor parte de las barras de sonido están acompañadas por un subwoofer que se encarga de restituir los graves

Otra característica interesante de las barras de sonido es su capacidad de reproducir audio multicanal. Las hay en configuraciones muy distintas: 2.1, 4.1, 5.1, 7.1, etc. Cuantos más canales de sonido envolvente queramos simular, más altavoces deberá incorporar la barra, y más complejo será su software de procesado del audio. Nuestro sistema auditivo incorpora dos partes esenciales y bien diferenciadas: nuestras orejas, en las que podríamos englobar el propio pabellón auricular y el oído interno, y el cerebro. Las orejas se comportan como sensores debido a que su función es capturar las vibraciones provocadas por los cambios de presión del aire, y redirigirlas hacia el interior del oído. Y el cerebro es el órgano al que se encomienda la labor esencial de recibir la información recogida por el oído en forma de estímulos, y procesarla.

Sonido de cine en casa

Si queremos tener la sensación de estar sumidos en un campo de sonido envolvente cuando tan solo tenemos varios pequeños altavoces colocados justo delante de nosotros, tenemos que conseguir «engañar» a nuestro propio cerebro. Sin entrar en detalles farragosos, grosso modo nuestro cerebro es capaz de ubicar una fuente de sonido en el espacio que nos rodea evaluando su intensidad y el tiempo que transcurre desde que un estímulo sonoro llega a uno de nuestros pabellones auditivos, hasta que es recibido por el otro.

Si manipulamos este desfase con la suficiente precisión podemos hacer creer al pequeño ordenador que todos tenemos en la cabeza que la fuente que ha emitido el sonido está alojada en un lugar distinto al que realmente ocupa. Lógicamente, hacer esto bien no es fácil. Una buena barra de sonido debe ser capaz de analizar las características acústicas de la habitación en la que la hemos instalado, para, así, poder utilizar las reflexiones murales, que son las ondas de sonido que se reflejan en las paredes y el techo, para engañar a nuestro cerebro.

Los fabricantes de barras de sonido recurren a unos algoritmos muy complejos y a los altavoces alojados en el panel delantero de la propia barra para generar las ondas de sonido con la intensidad y la dirección precisas para hacernos creer que estamos rodeados de cajas acústicas. Sí, es una completa ilusión. Pero lo asombroso es que algunas barras de sonido, las más sofisticadas, lo hacen realmente bien, consiguiendo generar un sonido envolvente bastante convincente. Para lograrlo controlan con una enorme precisión el retardo de la señal que proyecta cada altavoz, e, incluso, la posición de nuestras orejas y la forma de nuestra cabeza. Como un auténtico sónar. Impresionante.

Sonido de cine en casa

Algunas firmas venden también bases de sonido, que son muy similares a las barras, pero que, a diferencia de estas, están diseñadas para que la tele sea colocada directamente sobre ellas. La tecnología de las barras de sonido y las bases es esencialmente la misma, pero estas últimas, al tener un recinto mayor, pueden incorporar en su interior un altavoz de graves con un diámetro mayor, que mejora su respuesta en la zona baja del espectro, pero que, aun así, no suele igualar las prestaciones de un subwoofer dedicado.

Un equipo multicanal: la solución óptima

Y, por fin, llegamos a la que, sin duda, es la mejor opción si tenemos el suficiente espacio y nuestro presupuesto nos lo permite: un conjunto de cajas acústicas 5.1, 6.1, 7.1 o superior. El objetivo de este post no es indagar en la conveniencia de optar por una distribución 5.1 o 7.1, por ejemplo. Este tema lo tocamos hace tiempo en esta otra entrada. Lo que nos interesa ahora es profundizar en las razones que provocan que la mejor experiencia sea la que nos ofrece un conjunto multicanal formado por, al menos, seis cajas acústicas (5.1).

Sonido de cine en casa

Las ventajas que nos ofrece un equipo de este tipo son bastante evidentes. La que tiene más peso es su capacidad de generar un campo sonoro envolvente totalmente estable, con una imagen muy precisa y bien focalizada que nos permite determinar con precisión la posición espacial de cada sonido, y en el que las características acústicas de la habitación no tienen tanto peso como cuando utilizamos una barra o una base de sonido. Estos dos dispositivos se ven obligados a procesar el audio y recurrir a las reflexiones murales, como hemos visto antes, para generar el sonido envolvente, mientras que un equipo con varias cajas acústicas nos sumergirá de una forma más realista dentro de la acción.

Conclusiones

Desde un punto de vista estrictamente cualitativo, como hemos visto, la mejor opción es decantarse por un equipo multicanal constituido por, al menos, seis cajas acústicas (cinco canales discretos y el subwoofer). Pero no siempre es posible instalar tantos altavoces en una habitación, sobre todo si su tamaño es reducido. Además, si no optamos por un sistema inalámbrico nos veremos obligados a instalar una gran tirada de cable para conectar las cajas acústicas traseras, algo que no siempre es contemplado con «buenos ojos» por todos los miembros de la familia, sobre todo si interfiere en la decoración.

Sonido de cine en casa

En cualquier caso, si la infraestructura no es un problema, lo mejor que podemos hacer para acompañar las imágenes de nuestra tele con un sonido a su altura es hacernos con un receptor A/V y unas buenas cajas acústicas 5.1 o superior. Los aficionados al cine en casa más exigentes que tengan un presupuesto holgado pueden considerar la posibilidad de reemplazar el receptor A/V por un conjunto de previo multicanal y etapas de potencia, que garantiza la máxima flexibilidad posible y puede ofrecernos una calidad de sonido equiparable a la de las mejores salas de exhibición.

Si nuestro presupuesto o las limitaciones físicas de la habitación en la que tenemos nuestra televisión nos impiden optar por un equipo multicanal como el que acabamos de describir, es una buena idea decantarse por una barra o una base de sonido. Las barras que incorporan un subwoofer dedicado suelen ofrecer una respuesta convincente en todo el espectro de frecuencias, por lo que yo las elegiría en detrimento de las bases de sonido. Estas últimas son atractivas si queremos optar por una solución lo menos agresiva posible, y, por tanto, preferimos sacrificar el subwoofer. Vosotros tenéis la última palabra.

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